Me encuentro con un viejo compañero de la primaria que no veía desde los años ochenta, y del que tuve noticias a través de una red social. Nos citamos en un bar del centro, nos palmeamos con cariño falso, pedimos unas cervezas. Le digo: “Qué increíble, para lo que acaba sirviendo Facebook”. Se ríe fuerte, como si le estuviera tomando el pelo: “Si Facebook sirviera solamente para encontrarme con vos, gordo boludo —me dice—, yo no tendría banda ancha en casa. A mí Facebook me cambió la vida, pero de verdad”.
Pablo Neruda: «Siempre»
Mario Benedetti: «Me sirve y no me sirve»
Mario Benedetti: «Puntero izquierdo»
Lo que yo digo es que así no podemos seguir. O somos amater o somos profesional. Y si somos profesional que vengan los fasules. Aquí no es el Estadio, con protección policial y con esos mamitas que se revuelcan en el área sin que nadie los toque. Aquí si te hacen un penal no te despertás hasta el jueves a más tardar. Lo que está bien. Pero no podés pretender que te maten y después ni se acuerden de vos.
Sudestada, Cerati y cosas que no se saben hasta que se lloran
Sudestada es un fenómeno meteorológico común a una extensa región del estuario Río de la Plata. Consiste en una rápida rotación de vientos fríos del sur al cuadrante del sudeste, que satura las masas de aire polar con humedad oceánica. El aire frío penetra en las regiones aledañas del Plata, siguiendo la dirección del río...
Meirelles, Saramago, «Blindness» y la ceguera blanca
Puede ser un accidente, pero no puede ser una coincidencia: las películas de Meirelles ("Cidade de Deus", "The Constant Gardener" y "Blindness") han llegado en momentos exactos, al menos para lo que he deseado ver en estos tres instantes de mi vida. El sábado pasado he asistido a la única función de "Blindness", dentro del Fecinema de Manresa, y pasada una semana, no consigo quitarme de la mente esa oscuridad.
Oliverio Girondo: «Exvoto»
Las chicas de Flores, tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposa.
Las chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos, para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda.
Hernán Casciari: «El móvil de Hansel y Gretel»
Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: “No importa. Que lo llamen al papá por el móvil”.
Julio Cortázar: «Los exploradores» (en Historias de Cronopios y de Famas)
Tres cronopios y un fama se asocian espeleológicamente para descubrir las fuentes subterráneas de un manantial. Llegados a la boca de la caverna, un cronopio desciende sostenido por los otros, llevando a la espalda un paquete con sus sándwiches preferidos (de queso). Los dos cronopios-cabrestante lo dejan bajar poco a poco, y el fama escribe en un gran cuaderno los detalles de la expedición.
Aparato instantáneo óculo-cerebral de fotos
Comienza el segundo siguiente, y todo vuelve a escucharse, a moverse, a suceder. Ése es el momento en que maldigo que nadie haya inventado aún una cámara que vea a través de nuestros ojos, que nadie note que la llevamos (para no arruinar la espontaneidad), y que se dispare apenas con desear atrapar esa imagen. Un clic infinitesimal, un rayito de luz atrapado en plena travesura, una emoción captada con el sabor de lo irrepetible.
Rainer Maria Rilke: «Immature»
Mapocho desde acá
Quiero volver a viajar en tren, sentado en la escalinata de la entrada, rumbo al sur, sin distinguir apenas nada durante la noche, pero oliendo el sudor vegetal del sur, la humedad entrañable del sur. Quiero volver a caminar aunque sea una vez más por esas calles de niño, oler la tienda de dulces del barrio de la escuelita, escuchar los cascos de los caballos del lechero en el pavimento húmedo.