Si no hubieras sido tú, ese día. Si hubieras pasado de largo, para no arrepentirte después.
Si la vida hubiera sido lineal, mansa, dulce y narrable en una historia de amor, si nos hubiera sido concedida la felicidad plena apenas tres días seguidos, atrapados en ese lugar donde el sol y la lluvia no conocen términos medios. Si me hubiera marchado, o te hubieras quedado. Si ese pozo no se hubiera secado por completo, si las plantas hubieran crecido como en cualquier jardín normal, si no nos hubieran asolado las siete plagas, si hubiéramos cerrado la puerta o la hubiéramos dejado abierta. Si las ventanas nos hubieran devuelto lomas llenas de flores silvestres al menos una semana entera, si hubiéramos aprendido a vivir de esa manera. Si tu padre y tu madre nos hubieran escuchado, o si mi padre y mi madre nos hubieran acogido.
Si no hubieras tenido esa mirada nostálgica aquella navidad, si no hubieran brillado tus ojos como esa noche. Si no hubiéramos visto esas luces como luciérnagas en los hombros, si no hubiéramos creído en un destino de universo fabuloso, si no hubiera caído en desgracia aquel dios que a veces invocamos. Si hubiéramos creído más en cada uno, si no nos hubieran engañado y robado, si hubiéramos sido prósperos, abundantes, metódicos, serenos.
Si no hubieras sido tú en ese vestido aquella tarde, o ese susurro desde lejos, o esa música de mástiles chocando en ese puerto, o esa caminata sin destino junto al mar. Si no hubiera escuchado el crujido de mi corazón aquella tarde en que me rendí y me dejé caer en la tierra, cuando tú, cuando Kuri, cuando el pozo, cuando morir, cuando todo.
Nada hubiera podido sacarme de donde estaba, ahora lo entiendo. Así que tenías que ser tú, tenía que ser contigo, tenía que ser después de nosotros.
Gracias, gracias, gracias.
«There’s only days in between, there’s just tomorrow» (Rented Rooms)