Pedro Lemebel: «Dónde estabas tú» (a propósito del film «Tony Manero»)

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Dónde estabas tú
por Pedro Lemebel, Chile
Ojo de loca no se equivoca
La Nación Domingo, 19 de octubre de 2008

Y si te han contado que todo era maravilloso, pendejo, que todos íbamos al Omnium a tomar un cóctel con la chasquilla enlacada y usábamos esa ropa entupida que salía en los comerciales.

Si te han dicho que esa década fue la más taquillera en estéticas del ropaje, que las nenas eran iguales a la Bolocco con las hombreras de Farrah Fawcett, que los chicos bailaban a Jackson y Depeche Mode en la disco no sé cuánto del barrio alto y se juntaban en el Apumanque a tirar pinta con sus blujines nevados.

Que se veían una y otra vez tal película gringa y amábamos «Los ángeles de Charlie». Que todos éramos imbéciles, rubiecitos y danzábamos al compás de las botas. No te la creas, pendejo.

Por suerte había otro Chile, ochentista y allendista, donde ser artesa era buena onda, donde usar lana peruana era ser disidente y decente, donde oler a pachulí y colorearnos de lila era una contraseña.

Porque teníamos que contrarrestar a esa patota famosona de la tele miliquera. Entonces, bienvenidos los hippies lanas y las ferias artesanales donde sonaba Silvio, bajito, despacito.

Bienvenida la ropa hindú y el pelo largo, bien largo, hasta la cintura, como lo soñaba en mi utopía ochentista. Y fumábamos caños de Los Andes escondidos de los pacos y nos sentíamos protestando por esa mierda chilenosa que a otros gustaba tanto. También estaba el rock. Antes de Los Prisioneros siempre estuvo el rock, sobreviviendo a la dictadura bajo las piedras. Por allá Tumulto o Arena Movediza y su rabioso metal zeppelin, repicando disidente en la disco Klímax, de Alameda abajo. Aún no se armaba la contracultura del underground matucanero.

Apenas unos cuantos poetas beatnik leyendo sus versos en peñas oscuras. Allí vivíamos la pequeña patria proscrita con toda su llorosa y setentona emoción. Y que más, los otros estaban Plaza Italia arriba, en derechotas fiestas de trastoque. A ellos no les pasaba nada, no andaban con el poto a dos manos pegando afiches de Neruda.

Tampoco bajaban del Bowling porque le tenían asco al pueblo lana que se armaba de molotov en alguna universidad con los ojos rojos de vino en caja. Así fue, viejo pituquín que ahora quieres instalar tu ochentero recuerdo eunuco, fome y sin causa.

Los ochenta comenzaron de abajo, como murmullo de quenas y guitarras tristes. No había nada que celebrar en esa escena de crímenes y torturas.

No había nada que festejar bajo la pista iluminada del show pinochetero de Don Francisco. Era un país agrio, amordazado y tímido, que veía en la pantalla al acartonado Maluenda vitoreando a sus fuerzas armadas en el show de la una. El viejo hipócrita Maluenda, animador de la cueca uniformada.

El mismo que hoy aparece en la película «Tony Manero», casi homenajeado por el director en su remember infantil. Puaj, vómito de copihues era la patria por entonces. «Dónde estabas tú», cantaban Los Jaivas, y hoy te pregunto lo mismo, directorcito. «Donde estabas tú».

Ni aunque hagas mil películas de la dictadura se nos olvidará esa canción. «Dime donde estabas tú». Hay algo que no viviste, rubiecito, y es tarde para las explicaciones cinematográficas. La memoria es un caracol que se cierra en su concha inexcusable. Ocurrió tal cual, nosotros aquí y ustedes allá, como si no existiera la tiranía.

Siempre de jarana burbujeando el Tom Collins en el pub Casamilá, la disco Hollywood y toda esa mierda jubilosa. Nosotros éramos amargos y teníamos susto.

También bailábamos, nos volábamos, y a veces estábamos contentos pero con pica. Movilizadamente iracundos. La onda disco sonaba en las radios y en las peñas el canto nuevo.

Llegaron los ochenta como un cometa ardiendo la batalla campal, la primera protesta, la movilización estudiantil, a desentumir el miedo, mierda. También había rock, siempre hubo rock y verde macoña urgente.

En la tele los señoritos se hacían los rebeldes bailando a Scaramelli, Juan Antonio Labra, Andrea Tessa y otros jamones podridos que mejor no recordar.

«Detrás de las paredes», guitarreaba un chascón y en un casete carreteado respiraba Violeta. Así fueron los comienzos de una década inolvidable por su contorsión política. Una década que estrenaba sus rabias en aquel blindado amanecer.

comentarios

  • Ivan: La verdad para mi eso de como se vivio los ochenta tambien tiene la parte de los que se quedaron trabajando, los que sin apoyar a la dictadura hacian el dia a dia de ese Chile que fue como una tarde de invieno en Valparaíso, pero que seguía vivo, ese Chile que como como yo, vivio en poblaciones marginales donde la «movida folklorica» arrastro a la droga a muchos de mis amigos, que se quedaron suspendidos para simpre en el humo de esa mierda que se fumaba, la polaridad que sigue hasta hoy es y ha sido tambien una excusa a la que se vuelve cada vez para justificar y justificarse, me gustaria un analisis de esos tiempos donde la vida era dificil para muchos pero muchos huyeron como ratas, cuando proclamaban lucha sin cuartel a la mano de hierro de la dictadura pinochetista. quisiera comentar que los viejos como tu padre y el mio no soltaron la manibela y soportaron sin exilio con postgrado en Francia este Chile de rodillas por el yugo del mierdo y el desconcierto.
    Chile es mas que niños rubios jugando con sus naves Starwar que algun familiar les mandaba desde los EEUU, chile fue mas que niños juntando ruedas de autos en las quebradas de Valparaiso, para hacer barricadas, el Chile que de verdad importa no es el de esos héroes de carton ni el de figuras pintadas de blanco o negro. Chile esta aun ahi esperando que alguien le mustre sin doctrinas prusianas ni leninistas que Chile es Nuestro de los Chilenos todos…..

  • IVAN HERMANO te sere muy franco la pelicula no la he visto pero lei su trama obiamente este niñito rubiecito cuenta esa historia a partir de lo que le contaron sus parientes que en ningun caso representa lo que vivimos la mayoria de la juventud de esa epoca en lo que si es real el apoyo incodicional de todos los canales de television al regimen militar embriagandonos con sus nauseabundos programas como si hubieran querido encerrar nuestra rebeldia lamentablemente esos mismos rostros añejos esta volviendo a flote pero ahora los enemigos no son los milicos ahora es el poder y el consumismo corrompiendolo todo.por eso viva la CULTURA Y los PRINCIPIOS es lo unico que puede salvar a mi patria .

Mi nombre es Iván Tamayo e impulso.blue es mi sitio personal, y la forma que he encontrado para guardar y compartir anotaciones, hallazgos, historias e ideas que pueden ser (o no).

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