Abre una ventana que no sea electrónica, respira. Era de mañana, la gente aún no salía a trabajar, y tenías el cuello marcado por esa soga. Vivir a veces cuesta un poco de muerte: ese niño caprichoso del que debes aprender a despedirte. El mismo niño curioso del que ojalá no te separes jamás.
Hacía frío, era invierno, y tenías esa marca en el cuello, quemando al amanecer. Habías calculado todo, incluso aquello que no podía fallar, pero la soga falló. Y te fuiste, con las emociones suspendidas, incrédulo de estar vivo. A casa, a llorar, a buscar un culpable. Equivocarse a veces te salva. Salvarse es tener una nueva oportunidad.
Desde entonces te preguntaste por qué te habías salvado. Cómo pudo ser que, teniendo todo tan calculado, fallara lo que no podía fallar, y no conseguiste esa puerta de escape. Hasta que supiste que era más sencillo dejar de preguntar, que era más intenso comenzar a responder, que encontrando culpables no resuelves la causa del problema. Creciste.
Viajaste, fuiste donde no habías querido estar, lo enfrentaste sin darte cuenta, y lo superaste. Tu hambre fue tuya, tu frío también. Entonces comenzaste a correr. Y no has parado, no te has dejado detener. Ahora sabes que no es el punto de partida ni el de llegada lo que importa, que es el viaje el que se disfruta y se recuerda. Ahora sabes que una mano abierta es una mano que da, pero que también puede ser una que pide. Una mano en el hombro, un abrazo tímido. Una mirada y una mano levantada diciéndote adiós. La espalda de un anciano al que diste masaje para aliviarle el dolor. Su mirada desde su cama diciéndote adiós. Abre una ventana, allí donde se ha cerrado esa puerta.
Estoy vivo otra vez. Y escribo para unos ojos que no veo, pero que verán. Tú me haces bien.
«Ave Fénix»
Lucybell, 2010
Estoy vivo otra vez
sentir mi cuerpo acelerar
Estoy vivo otra vez
a tu galaxia incendiar
Estoy vivo otra vez
arder no deja pensar
Estoy vivo otra vez
y nada que recordar
desde mis cenizas renacer
ave fénix pero de papel
desde mis cenizas renacer
este fuego vivo me hace bien
Estoy vivo otra vez
tu supernova en paz
Estoy vivo otra vez
principios desde el final
desde mis cenizas renacer
ave fénix pero de papel
desde mis cenizas renacer
este fuego vivo me hace bien
tu me haces bien
Bonito relato Iván de un gran renacimiento.