Aunque los pasos toquen mil años este sitio,
no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.
Y no se extinguirá la hora en que caísteis,
aunque miles de voces crucen este silencio.
La lluvia empapará las piedras de la plaza,
pero no apagará vuestros nombres de fuego.


Sed de ti me acosa en las noches hambrientas./ Trémula mano roja que hasta tu vida se alza./ Ebria de sed, loca sed, sed de selva en sequía./ Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas./ Hacia dónde, en las tardes que no vayan tus ojos/ en viaje hacia mis ojos, esperándote entonces./