Tres cronopios y un fama se asocian espeleológicamente para descubrir las fuentes subterráneas de un manantial. Llegados a la boca de la caverna, un cronopio desciende sostenido por los otros, llevando a la espalda un paquete con sus sándwiches preferidos (de queso). Los dos cronopios-cabrestante lo dejan bajar poco a poco, y el fama escribe en un gran cuaderno los detalles de la expedición.
Julio Cortázar: «Si he de vivir»
Si he de vivir sin ti, que sea duro y cruento,/ la sopa fría, los zapatos rotos, o que en mitad de la opulencia/ se alce la rama seca de la tos, ladrándome/ tu nombre deformado, las vocales de espuma, y en los dedos/ se me peguen las sábanas, y nada me dé paz.
Julio Cortázar: «Louis enormísimo cronopio»

Parece que el pajarito mandón más conocido por Dios sopló en el flanco del primer hombre para animarlo y darle espíritu. Si en vez del pajarito hubiera estado ahí Louis para soplar, el hombre habría salido mucho mejor. La cronología, la historia y demás concatenaciones, son una inmensa desgracia. Un mundo que hubiera empezado por Picasso en vez de acabar por él, sería un mundo exclusivamente para cronopios...
Julio Cortázar: Nota del Autor en “Final del juego”
Maurice Blanchot ha demostrado que el tiempo calendario poco tiene que ver con el tiempo del laboratorio central; fatuo sería el escritor que creyera haber dejado definitivamente atrás una etapa de su obra.