Añoro esas cuerdas que mueven los dedos, y no los dedos que ejecutan matemáticamente la posición en la cuerda. Extraño ese virtuosismo autodidacta, ese sabor a logro y lucha constante, el desgarro de un empeño, el dejarse los tendones buscando la siguiente nota, el acorde más intenso.
26 febrero 2014
Paco de Lucía, «Río de la miel»
26febrero2014