Tres cronopios y un fama se asocian espeleológicamente para descubrir las fuentes subterráneas de un manantial. Llegados a la boca de la caverna, un cronopio desciende sostenido por los otros, llevando a la espalda un paquete con sus sándwiches preferidos (de queso). Los dos cronopios-cabrestante lo dejan bajar poco a poco, y el fama escribe en un gran cuaderno los detalles de la expedición.
Obras de personas que no he tocado más que con la distancia y la admiración.



Eh rica o sea yo la encuentro rica/ y lah minah d'estación central/ se dan guelta con envidia por la calle/ con ella lo paso mortal/ Y yo voy con mi camisa abierta/ mi pecho shileno voy mostrando al sol/ y en mi mano empuño yo el alivio luego de un año/ de chicha y rocanrrol
Sed de ti me acosa en las noches hambrientas./ Trémula mano roja que hasta tu vida se alza./ Ebria de sed, loca sed, sed de selva en sequía./ Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas./ Hacia dónde, en las tardes que no vayan tus ojos/ en viaje hacia mis ojos, esperándote entonces./
Según parece, los cielos sufren a menudo de picazones. Bueno, para eso están los rascacielos. A ciertos cielos tenebrosos, como el de Nueva York, los rasca el Empire State Building, que ha suplido en esas funciones a las desdichadas Torres Gemelas.