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De Otros

Obras de personas que no he tocado más que con la distancia y la admiración.

D

Jorge Drexler: «Derrumbe»

Jorge Drexler - Derrumbe - impulso.blue

Antes de escuchar esta canción, nunca asocié poesía y exactitud. Para mí, antes de eso, la poesía podía ser muchas cosas especialmente amplias, vastas, inconmensurables...

Bukowski: «Mente y corazón»

Charles Bukowski

la tranquilidad de la mente y el corazón llega cuando aceptamos lo que hay: habiendo nacido en esta extraña vida debemos aceptar la apuesta perdida de nuestros días y alegrarnos en cierta medida del placer que supone dejarlo todo atrás.

Hernan Casciari: «Melancolía de mujeres analógicas»

Me encuentro con un viejo compañero de la primaria que no veía desde los años ochenta, y del que tuve noticias a través de una red social. Nos citamos en un bar del centro, nos palmeamos con cariño falso, pedimos unas cervezas. Le digo: “Qué increíble, para lo que acaba sirviendo Facebook”. Se ríe fuerte, como si le estuviera tomando el pelo: “Si Facebook sirviera solamente para encontrarme con vos, gordo boludo —me dice—, yo no tendría banda ancha en casa. A mí Facebook me cambió la vida, pero de verdad”.

Pablo Neruda: «Siempre»

Neruda, Canto Gneral - Osamentas Pisagua, Chile 1990

Aunque los pasos toquen mil años este sitio,
no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.

Y no se extinguirá la hora en que caísteis,
aunque miles de voces crucen este silencio.
La lluvia empapará las piedras de la plaza,
pero no apagará vuestros nombres de fuego.

Mario Benedetti: «Me sirve y no me sirve»

Mario Benedetti - Me sirve y no me sirve

La esperanza tan dulce/ tan pulida tan triste/ la promesa tan leve/ no me sirve
no me sirve tan mansa/ la esperanza
la rabia tan sumisa/ tan débil tan humilde/ el furor tan prudente/ no me sirve
no me sirve tan sabia/ tanta rabia

Mario Benedetti: «Puntero izquierdo»

Lo que yo digo es que así no podemos seguir. O somos amater o somos profesional. Y si somos profesional que vengan los fasules. Aquí no es el Estadio, con protección policial y con esos mamitas que se revuelcan en el área sin que nadie los toque. Aquí si te hacen un penal no te despertás hasta el jueves a más tardar. Lo que está bien. Pero no podés pretender que te maten y después ni se acuerden de vos.

Pedro Lemebel: «Dónde estabas tú» (a propósito del film «Tony Manero»)

Los ochenta comenzaron de abajo, como murmullo de quenas y guitarras tristes. No había nada que celebrar en esa escena de crímenes y torturas. No había nada que festejar bajo la pista iluminada del show pinochetero de Don Francisco. Era un país agrio, amordazado y tímido, que veía en la pantalla al acartonado Maluenda vitoreando a sus fuerzas armadas en el show de la una. El viejo hipócrita Maluenda, animador de la cueca uniformada.

Oliverio Girondo: «Exvoto»

Las chicas de Flores, tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposa.

Las chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos, para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda.

Hernán Casciari: «El móvil de Hansel y Gretel»

Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: “No importa. Que lo llamen al papá por el móvil”.

Arturo Pérez Reverte: «Al final todo se sabe» (Patente de Corso)

Sé de buena tinta –una tinta Montblanc, cojonuda– que el naufragio se produjo cuando el almirante british, que se llamaba George Carew, ordenó «Todo a estribor» y el timonel, que casualmente era de Ondarroa, respondió «Errepika ezazu agindua, mesedez», que significa, más o menos, repíteme la orden en cristiano o verdes las van a segar. Y mientras el almirante mandaba a buscar a alguien que tradujese aquello a toda tralla, una marejada cabroncilla empezó a colarse dentro.

Mi nombre es Iván Tamayo e impulso.blue es mi sitio personal, y la forma que he encontrado para guardar y compartir anotaciones, hallazgos, historias e ideas que pueden ser (o no).

impulso.blue entró en pausa en 2014, y lo he retomado en enero de 2024, esperando recuperar el tiempo y la memoria de estos años pasados. También es mi forma de no participar en redes sociales, y de mantener esta memoria en el tiempo y en un lugar preciso.

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